CATALUÑA CAMINA A SANTIAGO POR ARAGÓN O LA RAZÓN DE UNA FEDERACION
(Comunicación en el Congreso Internacional de Zaragoza del 23 al 26 de Octubre de 2008)
Las Rutas Jacobeas Catalanas están como enmarcadas dentro el triángulo formado por los Pirineos Orientales, la Costa Mediterránea y el curso del río Ebro.
Los tres elementos geográficos son receptores de peregrinos, que una vez traspasados sus límites, se esparcen por la red de caminos que convergen en Lérida para seguir su andar hacia Aragón, ya sea por Huesca o Zaragoza.
Si iniciamos nuestro estudio e investigación en la zona fronteriza de los Pirineos, comprobaremos la existencia de una entrada de peregrinos por el Coll de Castellnou hacia La Llaguna en la zona transpirenaica más occidental. Aquí la ruta se subdivide en dos direcciones: La que se dirige a Puigcerdá pasando por Font-Romeu (léase Fuente del Peregrino), y la que se encamina a Ripoll
pasando por el Coll y Hospital de La Perxa.
Los peregrinos que pasaban por Font-Romeu iban a Santiago de Compostela haciendo escala en Lérida y Zaragoza siguiendo el curso de los ríos Segre y Ebro. Pasaban por Puigcerdá siguiendo su camino hacia el Santuario-Hospital de Quadras; Bellver, Seo de Urgell, etc.
Los que optan por el Coll de La Perxa siguen hasta el Coll de Eina, Sant Jaume de Queralbs, Ribes de Fresser y Ripoll.
El peregrino que había pernoctado en el Hospital del Monasterio de Ripoll seguía su andar hacia Sant Jaume de Frontanyá, y desde esta población se dirigía a Montserrat, lugar convergente de la mayoría de las Rutas Catalanas.
En Ripoll se unía otra ruta, la que se iniciaba en Coll d’Ares y seguía hacia Camprodón hasta llegar a la citada población de Ripoll.
En esta población también llegaban los peregrinos procedentes de la Vía Augusta y que abandonaban esta vía para dirigirse hacia Llers y más adelante Lledó con hospital de peregrinos, y de donde proceden algunas pinturas que
representan peregrinos jacobeos, que pueden contemplarse en el Museo d’Art de Catalunya. El camino seguía hacia Besalú, Palera, Sant Jaume de Llierca, Sant Joan Les Fonts, Olot, Ridaura y Ripoll.
El peregrino que llegaba a Palera y visitaba el Santo Sepulcro ganaba las mismas indulgencias que los peregrinos (palmeros) que visitaban el Santo Sepulcro de Jerusalén, con la Confesión y Eucaristía como condición previa.
Como podemos comprobar, Ripoll era y es un lugar de convergencia de varias rutas de la red catalana. Ya en 1173 un monje catalán llamado Arnaldo del Monte, procedente del Monasterio de Ripoll, llega a Santiago de Compostela y
allí copia el “Codex Calixtinus” con la Guía del Camino a Santiago y se lo trae a Ripoll. Hoy se conserva parte de él en el Archivo de la Corona de Aragón, en Barcelona.
Hemos dicho que llegaban peregrinos por la Vía Augusta. Estos peregrinos procedentes del sur de Francia, venían desde Perpignan y a través del Languedoc-Rosselló, - no olvidemos su pasado histórico que pertenecía a Catalunya -, cruzaban los Pirineos por el Coll de Panissars. Allí se encuentran restos del Priorato Benedictino de Santa Maria de Panisars con hospital de
peregrinos, y que los historiadores datan como más antiguo que Roncesvalles.
Allí se efectuaron excavaciones que dieron, entre otros resultados de interés, con la aparición de dos esqueletos portadores en sus pechos de la vieira jacobea, signo inequívoco del paso de peregrinos.
Desde Coll de Panissar la ruta sigue hacia La Jonquera, Figueres, Cerviá de Ter, célebre por su monasterio y hospital de Santiago. Se entraba en Girona por el puente del Apóstol, a cuya desembocadura había la capilla de San Jaime
y el hospital de San Lázaro, y era una de las etapas principales de la peregrinación.
Saliendo de Girona la ruta continuaba hacia las termas romanas de Caldes de Malavella. En esta población la ruta se bifurca: una variante pasa por la costa mediterránea, la llamada “Vía Marina”, pasando por Blanes, Mataró, hasta Barcelona y la otra, siguiendo la Vía Augusta pasa por Hostalric, San Celoni, Granollers, hasta el pueblo de San Andrés del Palomar, donde se juntaba con la “Vía Marina” y entraba a Barcelona por el Portal Nou para terminar ante la capilla de Nuestra Señora de la Guía o del “Camí”, conocida por la capilla “d’en Marcús”.
En Granollers algunos peregrinos no se acercaban a Barcelona y siguiendo la Vía romana se dirigen hacia Sabadell, Terrassa y abandonando la Vía Augusta subían a la montaña de Montserrat para adorar a la Virgen Morena en el monasterio benedictino, otro lugar de convergencia de los caminos de peregrinación. El Camino seguía hacia Lérida y Zaragoza.
El Pilar y Montserrat representaron y representan dos centros de atracción muy importantes en el caminar de los peregrinos.
Otra entrada de peregrinos hacia Catalunya la tenemos en el Coll de Banyuls, en la parte más oriental del Pirineo cercano a la costa mediterránea. Eran peregrinos procedentes de Perpiñan o de Elne que atraídos por la importancia del monasterio de Sant Pere de Rodes desafiaban los grandes desniveles hasta llegar al monasterio benedictino de San Quirze de Colera, donde eran
atendidos después de cruzar con muchas dificultades l’Albera.
Este camino seguía hasta “Sant Pere de Rodes”, cuyo monasterio fue durante la Edad Media un santuario de peregrinación de los más famosos de la Europa Occidental, donde se celebraban jubileos, después de Roma y Jerusalén.
La ruta seguía hacia Vilajuiga, Perelada y llegaba a Santa Maria de Vilabertrán, donde confluía con el camino procedente de Coll de Panisars por la Vía Augusta. Y desde este lugar seguían hacia Girona.
Otros puntos principales por los que los peregrinos entraban en Cataluña, eran los puertos de Barcelona y Tarragona. El Mediterráneo, que desde la más remota antigüedad, fue mar de peregrinaje, lo ha sido también desde los inicios de la era cristiana: Roma, Jerusalén y Santiago, sus destinos más queridos.
Desde Barcelona los peregrinos seguían su camino hacia L’Hospitalet, Santa Maria de Villalba y, como no podía faltar, la visita al Monasterio de Montserrat y seguir hacia Lérida, lugar de convergencia de todos los caminos catalanes.
Desde Tarragona algunos peregrinos deseaban dirigirse hacia Barcelona, y lo hacían por la costa o por el interior. Los de la costa iban por Vilanova y Geltru, y Cornellá de Llobregat. Los del interior, por Vendrell y Sant Jaume dels
Domenys.
Otros se dirigían directamente hacia Lérida pasando por Valls y el monasterio de Poblet. Desde el último pueblo catalán, Alcanar, se dirigían a Tortosa donde se unían con los procedentes de San Carlos de la Rápita y la desembocadura del Ebro:
Sant Jaume de L’Enveja. Amposta y Tortosa . El camino sigue hacia Gandesa, Caspe y Zaragoza. El Ebro es el cordón umbilical de Aragón y Cataluña.
El Mediterráneo y el Ebro han sido siempre importantísimas vías de comunicación y relación. Entre otras razones lo indican: El Pilar de María, recibido por Santiago durante su labor evangelizadora; Y las numerosas tradiciones conservadas en Cataluña, que nos hablan de que sus tierras (Barcelona, Igualada, Lérida, Tortosa, también Caspe en Aragón) fueron hollados por los pies del Apóstol.
Catalunya, a orillas del Mediterráneo, participó intensamente en las culturas que, a lo largo de los siglos, florecieron en el 'Mare Nostrum'. Aquí tuvieron colonias los fenicios, ciudades los griegos, provincia los romanos. Lugar de emplazamiento y paso para civilizaciones, culturas y pueblos, lugar principal de intercambio de la península con el resto del continente. Catalunya se ubica
como lugar de encuentro de tránsito, de comercio, con una personalidad histórica y cultural muy acusada.
La dinámica de Catalunya sigue su ritmo singular, en la que lo jacobeo se integra. Los peregrinos catalanes no abren nuevas vías. A la actitud activa de los monarcas castellanos-leoneses que deben crear, renovar, se complementa la hospitalidad catalana, y su bien cuidada red viaria. Eran muchos los que transitaban por los caminos medievales catalanes.
Múltiples guerras, destrucciones e incendios nos han privado de información sobre el paso de nuestros peregrinos. Su huella ha permanecido, no obstante, en forma de relatos legendarios, costumbres, iglesias, y capillas. El paso de estos hombres de fe, forma parte de una historia, de una raíz importante de la propia historia.
Nosotros hemos de mantener esta historia, conservar las costumbres, y reavivar la fe. Catalunya esta viviendo la primavera de lo jacobeo. Por ende surgen asociaciones y se marcan caminos por hombres de buena voluntad.
Pero cuidado, que esta alegría no nos confunda. Que las amapolas que encontramos en el camino no se conviertan en saetas amarillas que nos desorienten de nuestra ruta.
Leo en el boletín nr. 7 de la Asociación de Sabadell “Fent Cami”, en su apartado segundo que dice (y traduzco al castellano): “De momento hay 16 rutas jacobeas recuperadas o en proceso de recuperación en Cataluña. No podemos esperar ahora que todos estos caminos se llenen de peregrinos, muy al contrario, cuantos más caminos haya menos peregrinos habrá en cada
camino”
Yo digo: No se trata de crear más caminos, ni pretender que en cada camino haya más peregrinos. El peregrino se hace su camino. ¿Dónde empieza el Camino? Donde el peregrino empiece a andar con la intención de ir a Santiago.
Se ha dicho que hay 16 rutas jacobeas, yo añadiría otra, la que la Asociación de Girona ha creado. El ramal que desde la Vía Augusta en Girona se desvía hacia Vic, y pasando por los pantanos, se une a la ruta que desde Ripoll pasa
por Vic y llega hasta Montser rat.
Estoy de acuerdo con la Asociación de Sabadell cuando habla de la proliferación de caminos, y por eso es necesario y es la razón de mi intervención en esta asamblea para manifestar la necesidad de que se creara una Federación de Asociaciones en Cataluña para evitar la maraña de caminos y señalizaciones arbitrarias. A pesar de que algunos se miren el ombligo y barran para dentro de su casa, debe haber un ente arbitrario que controle y modere el ímpetu y la ansiedad creadora y muy justificada de las asociaciones.
La recién creada Federación de Asociaciones de Amigos de los Caminos de San Jaime en Cataluña viene a ocupar este puesto de arbitraje.
Fíjense que he dicho Federación de Asociaciones, no Federación Catalana. Esta Federación está abierta a todas las Asociaciones que tengan interés en promover y rehabilitar las rutas jacobeas catalanas camino de Aragón. Desde el Languedoc-Rosellón hasta el norte de Valencia y desde el Mediterráneo hasta Fraga.
Esta Federación pretende colaborar con la Generalitat de Catalunya con el asesoramiento que precisen de los caminos, sin ejercer presión a los intereses que pudiera tener la Administración.
Con motivo de la inauguración de la señalización del camino de Montserrat a Alcarraz por el Honorable Conseller de la Generalitat el señor Josep Huguet,
informó, según datos oficiales, que el 10% de los peregrinos que terminan el Camino de Santiago son catalanes. Una circunstancia más que justifica la creación de una Federación en Cataluña.
El pasado día 14 de junio de 2008 se formalizó la constitución de la “Federació d’Associacions d’Amics del Cami de Sant Jaume a Catalunya”, con la firma del acta fundacional.
En el parlamento inaugural, el presidente de la Federación hizo hincapié en los objetivos básicos de la misma: Difundir y proteger los Caminos en Cataluña; La creación de albergues: la publicación de guías; potenciar la colaboración de las distintas administraciones, realizar curso de formación para hospitaleros voluntarios, etc.
También apuntó la necesidad de colaborar con la Federación Española a la cual pertenece la misma Asociación de Hospitalet que está integrada también en la Federación de Catalunya, y con todas las instituciones posibles: La Generalitat, la Xunta de Galicia, los ayuntamientos, etc.
Volviendo al boletín editado por la Asociación de Sabadell, en el artículo editado en primera pagina y sin firma del autor, titulado “Federació Catalana d’Associacions, .... és necesaria?”. Aquí debo rectificarle el titulo ya que sería correcto decir “Federació d’Associacions d’Amics dels Camins de Sant Jaume a Catalunya”. No es lo mismo una federación catalana, que una federación de asociaciones. El significado es muy distinto. Depende de la intencionalidad que quiera darse a las palabras.
Pero a la respuesta a la pregunta que se hace ¿Es necesaria la Federación? Yo les remito al contenido del texto de mi comunicación. Si no han comprendido mis palabras, léanse el texto. Después de comprobar el número de rutas jacobeas y de asociaciones que nacen con entusiasmo y buena fe, díganme ustedes si es, o no, necesario unificar criterios, moderar y homologar
caminos.
Los tres elementos geográficos son receptores de peregrinos, que una vez traspasados sus límites, se esparcen por la red de caminos que convergen en Lérida para seguir su andar hacia Aragón, ya sea por Huesca o Zaragoza.
Si iniciamos nuestro estudio e investigación en la zona fronteriza de los Pirineos, comprobaremos la existencia de una entrada de peregrinos por el Coll de Castellnou hacia La Llaguna en la zona transpirenaica más occidental. Aquí la ruta se subdivide en dos direcciones: La que se dirige a Puigcerdá pasando por Font-Romeu (léase Fuente del Peregrino), y la que se encamina a Ripoll
pasando por el Coll y Hospital de La Perxa.
Los peregrinos que pasaban por Font-Romeu iban a Santiago de Compostela haciendo escala en Lérida y Zaragoza siguiendo el curso de los ríos Segre y Ebro. Pasaban por Puigcerdá siguiendo su camino hacia el Santuario-Hospital de Quadras; Bellver, Seo de Urgell, etc.
Los que optan por el Coll de La Perxa siguen hasta el Coll de Eina, Sant Jaume de Queralbs, Ribes de Fresser y Ripoll.
El peregrino que había pernoctado en el Hospital del Monasterio de Ripoll seguía su andar hacia Sant Jaume de Frontanyá, y desde esta población se dirigía a Montserrat, lugar convergente de la mayoría de las Rutas Catalanas.
En Ripoll se unía otra ruta, la que se iniciaba en Coll d’Ares y seguía hacia Camprodón hasta llegar a la citada población de Ripoll.
En esta población también llegaban los peregrinos procedentes de la Vía Augusta y que abandonaban esta vía para dirigirse hacia Llers y más adelante Lledó con hospital de peregrinos, y de donde proceden algunas pinturas que
representan peregrinos jacobeos, que pueden contemplarse en el Museo d’Art de Catalunya. El camino seguía hacia Besalú, Palera, Sant Jaume de Llierca, Sant Joan Les Fonts, Olot, Ridaura y Ripoll.
El peregrino que llegaba a Palera y visitaba el Santo Sepulcro ganaba las mismas indulgencias que los peregrinos (palmeros) que visitaban el Santo Sepulcro de Jerusalén, con la Confesión y Eucaristía como condición previa.
Como podemos comprobar, Ripoll era y es un lugar de convergencia de varias rutas de la red catalana. Ya en 1173 un monje catalán llamado Arnaldo del Monte, procedente del Monasterio de Ripoll, llega a Santiago de Compostela y
allí copia el “Codex Calixtinus” con la Guía del Camino a Santiago y se lo trae a Ripoll. Hoy se conserva parte de él en el Archivo de la Corona de Aragón, en Barcelona.
Hemos dicho que llegaban peregrinos por la Vía Augusta. Estos peregrinos procedentes del sur de Francia, venían desde Perpignan y a través del Languedoc-Rosselló, - no olvidemos su pasado histórico que pertenecía a Catalunya -, cruzaban los Pirineos por el Coll de Panissars. Allí se encuentran restos del Priorato Benedictino de Santa Maria de Panisars con hospital de
peregrinos, y que los historiadores datan como más antiguo que Roncesvalles.
Allí se efectuaron excavaciones que dieron, entre otros resultados de interés, con la aparición de dos esqueletos portadores en sus pechos de la vieira jacobea, signo inequívoco del paso de peregrinos.
Desde Coll de Panissar la ruta sigue hacia La Jonquera, Figueres, Cerviá de Ter, célebre por su monasterio y hospital de Santiago. Se entraba en Girona por el puente del Apóstol, a cuya desembocadura había la capilla de San Jaime
y el hospital de San Lázaro, y era una de las etapas principales de la peregrinación.
Saliendo de Girona la ruta continuaba hacia las termas romanas de Caldes de Malavella. En esta población la ruta se bifurca: una variante pasa por la costa mediterránea, la llamada “Vía Marina”, pasando por Blanes, Mataró, hasta Barcelona y la otra, siguiendo la Vía Augusta pasa por Hostalric, San Celoni, Granollers, hasta el pueblo de San Andrés del Palomar, donde se juntaba con la “Vía Marina” y entraba a Barcelona por el Portal Nou para terminar ante la capilla de Nuestra Señora de la Guía o del “Camí”, conocida por la capilla “d’en Marcús”.
En Granollers algunos peregrinos no se acercaban a Barcelona y siguiendo la Vía romana se dirigen hacia Sabadell, Terrassa y abandonando la Vía Augusta subían a la montaña de Montserrat para adorar a la Virgen Morena en el monasterio benedictino, otro lugar de convergencia de los caminos de peregrinación. El Camino seguía hacia Lérida y Zaragoza.
El Pilar y Montserrat representaron y representan dos centros de atracción muy importantes en el caminar de los peregrinos.
Otra entrada de peregrinos hacia Catalunya la tenemos en el Coll de Banyuls, en la parte más oriental del Pirineo cercano a la costa mediterránea. Eran peregrinos procedentes de Perpiñan o de Elne que atraídos por la importancia del monasterio de Sant Pere de Rodes desafiaban los grandes desniveles hasta llegar al monasterio benedictino de San Quirze de Colera, donde eran
atendidos después de cruzar con muchas dificultades l’Albera.
Este camino seguía hasta “Sant Pere de Rodes”, cuyo monasterio fue durante la Edad Media un santuario de peregrinación de los más famosos de la Europa Occidental, donde se celebraban jubileos, después de Roma y Jerusalén.
La ruta seguía hacia Vilajuiga, Perelada y llegaba a Santa Maria de Vilabertrán, donde confluía con el camino procedente de Coll de Panisars por la Vía Augusta. Y desde este lugar seguían hacia Girona.
Otros puntos principales por los que los peregrinos entraban en Cataluña, eran los puertos de Barcelona y Tarragona. El Mediterráneo, que desde la más remota antigüedad, fue mar de peregrinaje, lo ha sido también desde los inicios de la era cristiana: Roma, Jerusalén y Santiago, sus destinos más queridos.
Desde Barcelona los peregrinos seguían su camino hacia L’Hospitalet, Santa Maria de Villalba y, como no podía faltar, la visita al Monasterio de Montserrat y seguir hacia Lérida, lugar de convergencia de todos los caminos catalanes.
Desde Tarragona algunos peregrinos deseaban dirigirse hacia Barcelona, y lo hacían por la costa o por el interior. Los de la costa iban por Vilanova y Geltru, y Cornellá de Llobregat. Los del interior, por Vendrell y Sant Jaume dels
Domenys.
Otros se dirigían directamente hacia Lérida pasando por Valls y el monasterio de Poblet. Desde el último pueblo catalán, Alcanar, se dirigían a Tortosa donde se unían con los procedentes de San Carlos de la Rápita y la desembocadura del Ebro:
Sant Jaume de L’Enveja. Amposta y Tortosa . El camino sigue hacia Gandesa, Caspe y Zaragoza. El Ebro es el cordón umbilical de Aragón y Cataluña.
El Mediterráneo y el Ebro han sido siempre importantísimas vías de comunicación y relación. Entre otras razones lo indican: El Pilar de María, recibido por Santiago durante su labor evangelizadora; Y las numerosas tradiciones conservadas en Cataluña, que nos hablan de que sus tierras (Barcelona, Igualada, Lérida, Tortosa, también Caspe en Aragón) fueron hollados por los pies del Apóstol.
Catalunya, a orillas del Mediterráneo, participó intensamente en las culturas que, a lo largo de los siglos, florecieron en el 'Mare Nostrum'. Aquí tuvieron colonias los fenicios, ciudades los griegos, provincia los romanos. Lugar de emplazamiento y paso para civilizaciones, culturas y pueblos, lugar principal de intercambio de la península con el resto del continente. Catalunya se ubica
como lugar de encuentro de tránsito, de comercio, con una personalidad histórica y cultural muy acusada.
La dinámica de Catalunya sigue su ritmo singular, en la que lo jacobeo se integra. Los peregrinos catalanes no abren nuevas vías. A la actitud activa de los monarcas castellanos-leoneses que deben crear, renovar, se complementa la hospitalidad catalana, y su bien cuidada red viaria. Eran muchos los que transitaban por los caminos medievales catalanes.
Múltiples guerras, destrucciones e incendios nos han privado de información sobre el paso de nuestros peregrinos. Su huella ha permanecido, no obstante, en forma de relatos legendarios, costumbres, iglesias, y capillas. El paso de estos hombres de fe, forma parte de una historia, de una raíz importante de la propia historia.
Nosotros hemos de mantener esta historia, conservar las costumbres, y reavivar la fe. Catalunya esta viviendo la primavera de lo jacobeo. Por ende surgen asociaciones y se marcan caminos por hombres de buena voluntad.
Pero cuidado, que esta alegría no nos confunda. Que las amapolas que encontramos en el camino no se conviertan en saetas amarillas que nos desorienten de nuestra ruta.
Leo en el boletín nr. 7 de la Asociación de Sabadell “Fent Cami”, en su apartado segundo que dice (y traduzco al castellano): “De momento hay 16 rutas jacobeas recuperadas o en proceso de recuperación en Cataluña. No podemos esperar ahora que todos estos caminos se llenen de peregrinos, muy al contrario, cuantos más caminos haya menos peregrinos habrá en cada
camino”
Yo digo: No se trata de crear más caminos, ni pretender que en cada camino haya más peregrinos. El peregrino se hace su camino. ¿Dónde empieza el Camino? Donde el peregrino empiece a andar con la intención de ir a Santiago.
Se ha dicho que hay 16 rutas jacobeas, yo añadiría otra, la que la Asociación de Girona ha creado. El ramal que desde la Vía Augusta en Girona se desvía hacia Vic, y pasando por los pantanos, se une a la ruta que desde Ripoll pasa
por Vic y llega hasta Montser rat.
Estoy de acuerdo con la Asociación de Sabadell cuando habla de la proliferación de caminos, y por eso es necesario y es la razón de mi intervención en esta asamblea para manifestar la necesidad de que se creara una Federación de Asociaciones en Cataluña para evitar la maraña de caminos y señalizaciones arbitrarias. A pesar de que algunos se miren el ombligo y barran para dentro de su casa, debe haber un ente arbitrario que controle y modere el ímpetu y la ansiedad creadora y muy justificada de las asociaciones.
La recién creada Federación de Asociaciones de Amigos de los Caminos de San Jaime en Cataluña viene a ocupar este puesto de arbitraje.
Fíjense que he dicho Federación de Asociaciones, no Federación Catalana. Esta Federación está abierta a todas las Asociaciones que tengan interés en promover y rehabilitar las rutas jacobeas catalanas camino de Aragón. Desde el Languedoc-Rosellón hasta el norte de Valencia y desde el Mediterráneo hasta Fraga.
Esta Federación pretende colaborar con la Generalitat de Catalunya con el asesoramiento que precisen de los caminos, sin ejercer presión a los intereses que pudiera tener la Administración.
Con motivo de la inauguración de la señalización del camino de Montserrat a Alcarraz por el Honorable Conseller de la Generalitat el señor Josep Huguet,
informó, según datos oficiales, que el 10% de los peregrinos que terminan el Camino de Santiago son catalanes. Una circunstancia más que justifica la creación de una Federación en Cataluña.
El pasado día 14 de junio de 2008 se formalizó la constitución de la “Federació d’Associacions d’Amics del Cami de Sant Jaume a Catalunya”, con la firma del acta fundacional.
En el parlamento inaugural, el presidente de la Federación hizo hincapié en los objetivos básicos de la misma: Difundir y proteger los Caminos en Cataluña; La creación de albergues: la publicación de guías; potenciar la colaboración de las distintas administraciones, realizar curso de formación para hospitaleros voluntarios, etc.
También apuntó la necesidad de colaborar con la Federación Española a la cual pertenece la misma Asociación de Hospitalet que está integrada también en la Federación de Catalunya, y con todas las instituciones posibles: La Generalitat, la Xunta de Galicia, los ayuntamientos, etc.
Volviendo al boletín editado por la Asociación de Sabadell, en el artículo editado en primera pagina y sin firma del autor, titulado “Federació Catalana d’Associacions, .... és necesaria?”. Aquí debo rectificarle el titulo ya que sería correcto decir “Federació d’Associacions d’Amics dels Camins de Sant Jaume a Catalunya”. No es lo mismo una federación catalana, que una federación de asociaciones. El significado es muy distinto. Depende de la intencionalidad que quiera darse a las palabras.
Pero a la respuesta a la pregunta que se hace ¿Es necesaria la Federación? Yo les remito al contenido del texto de mi comunicación. Si no han comprendido mis palabras, léanse el texto. Después de comprobar el número de rutas jacobeas y de asociaciones que nacen con entusiasmo y buena fe, díganme ustedes si es, o no, necesario unificar criterios, moderar y homologar
caminos.
Es más positivo unir que separar. Por eso la Federación de Catalunya pretende trabajar en colaboración con Aragón y el resto de España; Con las Coordinadoras y Federaciones que existen o se crean, porque la unión hace la fuerza y unidos andaremos por un solo Camino, por aquel camino que desde nuestro hogar nos lleve a Santiago.
Asociaciones unidas como las estrellas de la Vía Láctea que juntas forman una sola constelación y nos indican el Camino de Compostela.
A la pregunta. ¿Es necesaria la Federación en Catalunya?. Yo respondo: Si ¿ Y vosotros, que respondéis?
Gracias por escucharme.
Joaquim Rosa Roca
Secretario de la Federacio d’Associacions d’Amics dels Camins de Sant Jaume a Catalunya.
No es el primer Papa que peregrina a Santiago de Compostela: Juan Pablo II lo hizo en 1982 y antes de ser Papa peregrinó Juan XXIII. Pero Benedicto XVI tiene algo especial para nosotros. Es un amante y devoto de Santiago Apóstol. Así pudimos ver como en la solemne liturgia del inicio de su pontificado el 24 de abril de 2005, llevaba bordada con hilo de oro sobre la casulla blanca el dibujo de una gran concha del peregrino, una vieira.
La vieira es el símbolo del peregrino, y Joseph Ratzinger la adoptó como símbolo espiritual de su vida. Vinculado al Monasterio de Schotten, en cuyo escudo aparece la vieira, la tomó como ejemplo y la introdujo en su escudo cuando fue nombrado arzobispo de Munich y Freising. También la mantiene en su escudo cuando es nombrado cardenal.
La concha de vieira se usa para representar al peregrino y Benedicto XVI quiere mantener este simbolismo como peregrino que anda por el mundo dando a conocer la palabra de Dios como hicieran Santiago en España y los demás apóstoles en otros lugares de evangelización.
Así cuando Joseph Ratzinger es nombrado Papa por el Colegio Cardenalicio, y adopta el nombre de Benedicto XVI, mantiene la vieira en su escudo papal y la coloca en el lugar más noble del escudo. Una concha de color de oro.
Para Benedicto XVI la concha de su escudo tiene un triple significado o simbolismo. Le recuerda la leyenda atribuida a San Agustín que encontró en la playa a un niño que con una concha pretendía meter el agua del mar en un agujero hecho en la arena. Otro motivo es el de considerarse peregrino y seguir las huellas de Juan Pablo II que peregrino por todo el mundo, a España y a Santiago de Compostela. Y en tercer lugar, el recuerdo de su paso por el monasterio de Schotten en Ratisbona (Baviera, Alemania) cuyo escudo le inspiró su adopción.
La concha o vieira simboliza al peregrino jacobeo y recibe también el nombre de “Concha de Santiago”. Nos acompaña desde todos los rincones de Europa y conduce a los peregrinos señalizando las rutas a Santiago de Compostela.
El simbolismo de la vieira que figura en el escudo papal nos debe hacer recordar a los cristianos y a cuantos hacen el Camino a Santiago que nuestra vida es un constante peregrinar y debemos dar testimonio de nuestra fe. Por ello la venida del Papa Benedicto XVI a Santiago de Compostela nos congratula porque nos da testimonio de su peregrinaje.
Joaquim Rosa. Girona a 22 de octubre de 2010.